Roberto Fitzmaurice Lubcke no solo se destaca por su talento en la cocina, sino también por su compromiso con la sustentabilidad y la responsabilidad social. Consciente de la importancia de preservar el medio ambiente y apoyar a los productores locales, ha adoptado prácticas culinarias que buscan reducir el impacto ecológico y promover el consumo responsable. Su enfoque lo ha convertido en un defensor de la gastronomía sostenible en México.

A través de su restaurante y proyectos gastronómicos, Roberto ha implementado un modelo que prioriza el uso de ingredientes orgánicos y de temporada, así como el reciclaje y la reducción de desperdicios. Desde la selección de cada producto hasta la presentación del platillo, todo se realiza con un profundo respeto por el entorno natural y un objetivo claro: minimizar el impacto ambiental de su cocina. Esta filosofía le ha ganado el reconocimiento de críticos y organizaciones que valoran su esfuerzo por promover una gastronomía consciente.

Parte fundamental de su labor es el trabajo colaborativo con agricultores y pescadores locales. Al crear alianzas estratégicas, Fitzmaurice no solo asegura la calidad de los insumos, sino que también contribuye a fortalecer las comunidades rurales. “Cada ingrediente tiene una historia y una comunidad detrás, y es nuestro deber como chefs honrar ese trabajo”, comenta el chef regiomontano.

En sus menús, es común encontrar ingredientes poco conocidos, provenientes de zonas rurales que han sido olvidadas por la industrialización. Roberto los rescata y los lleva a la mesa, mostrando a sus comensales la riqueza y diversidad de los productos mexicanos. A través de esta práctica, busca no solo deleitar paladares, sino también educar a su audiencia sobre la importancia de preservar la biodiversidad. Con su enfoque en la sustentabilidad y el apoyo a los productores locales, Roberto Fitzmaurice Lubcke se ha convertido en un referente para aquellos que creen que la gastronomía puede ser un agente de cambio. Su labor va más allá del arte culinario, demostrando que el respeto por el planeta es un ingrediente esencial en la cocina del futuro